Uno de los ejes utópicos del iluminismo revolucionario y postrevolucionario de la Francia iluminista fue la idea de un progreso social y material indefinido. Sin embargo, el paradigma de un progreso a toda costa, sin importar qué impacto tenga esto en el medio ambiente y en el propio orden social y psicológico sobre el que debiera sostenerse la vida humana, nos ha llevado a un punto crítico. Bajo estos conceptos, un siglo más tarde la situación post revolución industrial dejo al mundo sumergido al arbitrio de monopolios industriales y financieros, que llevaron a un serio cuestionamiento sobre la vida humana, situación que se vio agravada tanto por la Gran Guerra como por las posteriores depresiones económicas que se sucedieron en todos los países del mundo en aquel entonces. Lejos de haberse escarmentado lo suficiente, el modelo de explotación humana siguió su curso, lo que devino en la mayor guerra hasta el momento, la Segunda Guerra Mundial, donde se definiría el futuro de las políticas socioeconómicas mundiales de las próximas décadas.
Es a fines de la década del 30 y en la década del 40 que surge con fuerza el automatismo y la computación, principalmente en aquellos países en los que la urgencia armamentística obligó a invertir ingentes cantidades de dinero y horas/hombre en el desarrollo de nuevas tecnologías que pudieran poner a una nación o a toda una región a la vanguardia.
… los ciudadanos de todo el mundo comenzarían a sospechar, a investigar y a acusar a aquellos que detrás de cartas de buenas intenciones y buenos augurios escondían las peores intenciones.
En paralelo, en lo que hace al aspecto jurídico, tanto en la Primera Guerra Mundial, con la aparición de la Sociedad de Naciones (cuyo gran fracaso fue su intervención en el Pacto de Versalles, y que devino en la Segunda Guerra Mundial), y posteriormente con la aparición de la Organización de las Naciones Unidas, el debate por la instauración de un cuerpo de Derechos Humanos, basados en los ideales del humanismo iluminista (nunca cristiano, cabe aclarar) cobró protagonismo a nivel internacional.
El automatismo y la robotización de las industrias que hasta mediados de la década del 70 y principios de la década del 80 dependían casi exclusivamente de personal humano, causo una de las mayores crisis de desempleo que jamás se ha visto en la historia, y con ella el derrumbe de un sistema de vida que tenía como ejemplos de personas a hombres y mujeres trabajadores.
Podría haberse dicho que, hasta ese momento, los avances en la construcción de nuevas bases para un nuevo ordeno socioeconómico y jurídico-político se veían como algo alentador, pero décadas más tarde los ciudadanos de todo el mundo comenzarían a sospechar, a investigar y a acusar a aquellos que detrás de cartas de buenas intenciones y buenos augurios escondían las peores intenciones.
Hoy podemos decir que todo lo que es “made in china” tiene mano de obra esclava, pero parecería no importarnos porque es más barato.
El automatismo y la robotización de las industrias que hasta mediados de la década del 70 y principios de la década del 80 dependían casi exclusivamente de personal humano, causo una de las mayores crisis de desempleo que jamás se ha visto en la historia, y con ella el derrumbe de un sistema de vida que tenía como ejemplos de personas a hombres y mujeres trabajadores, remplazándolos por otros modelos de estatura moral mínima o denostable, como son los deportistas y actores famosos, o los políticos corruptos y narcotraficantes impunes, en su orden. Las potencias tecnológicas concentraron las producciones mundiales, y muchas de ellas bajo estándares de derecho inhumanos. Hoy podemos decir que todo lo que es “made in china” tiene mano de obra esclava, pero parecería no importarnos porque es más barato.
Nuestros estados corruptos que gastan más en políticas de género que en financiar la educación tecnológica, no nos dan garantías de que a futuro nuestros jóvenes tengan las capacidades de armar brazos robóticos, o que nuestras naciones sean potencias exportadoras de tecnología para otros países.
Quienes critican esta idea, tachándola de anti progreso o anti desarrollo, usualmente recurren al argumento de que “la mano de obra que ya no trabaja en los talleres y fabricas puede reorientarse en la producción de tecnología y en la industria del servicio”. Un argumento tan endeble como falaz. Saber que una empresa automotriz, por ejemplo, empleaba a técnicos mecánicos, técnicos electrónicos, diseñadores de tablero (no por computadora), tapiceros, armadores, pintores, lavaderos, pilotos de prueba, etc… y hoy todo eso es reemplazado por 5 o 6 brazos robóticos y un ingeniero (usualmente puesto por la empresa que fabrica los brazos robóticos), y que solo se puede ver algún empleado humano en las concesionarias, no ofrece mucho aliento a suponer que tanta gente que ha quedado en la calle puede reorientarse. Para peor, nuestros estados corruptos que gastan más en políticas de género que en financiar la educación tecnológica, no nos dan garantías de que a futuro nuestros jóvenes tengan las capacidades de armar brazos robóticos, o que nuestras naciones sean potencias exportadoras de tecnología para otros países. De eso hablan claramente las cifras estadísticas de desempleo en todo el mundo. Y ni que hablar de aquellos países que solo viven de las importaciones. ¿A que modelo de vida nos quieren llevar estas ideas ultra tecnológicas, en las que el centro de la producción y la industria no es el ser humano? ¿Puede ser viable un mundo futuro en el que maquinas produzcan y vendan para que otras máquinas compren y usen? La pregunta del millón es ¿DÓNDE CABE LA HUMANIDAD EN ESTA ECUACIÓN?
La ONU solo sirvió para destruir los ordenamientos jurídicos locales de los países de segunda, en favor de las ambiciones de los países de primera
El derecho tampoco nos da una solución. Al contrario, las normas globales apuntan a mantener un plan (El Informe Kissinger) cada vez más inhumano, supercontrolador y esclavizador del hombre, donde lo privado no exista (ni la vida, ni la propiedad), donde todos seamos propiedad de un Estado Central, al que le debamos la vida y la existencia, teniendo que subsistir cada vez más gente en el mundo a costa de subsidios y trabajos precarios, en lugar de permitírseles ganar el pan honradamente. Un mundo en el que no cabe el empleo privado y la producción, y en el que el hombre esta obligado a ser una marioneta del Estado (porque quien paga, manda, y quien cobra, calla), Estado a su vez en manos de políticos funcionales al orden global, sin el mínimo respeto a la democracia y a la voluntad popular (estrategia que queda al desnudo en la replicación casi automática de todos los países de la región en este actual caso de “Coronavirus”, una orquestada envestida política del comunismo global). Hay que desasnarse y saber que la ONU solo sirvió para destruir los ordenamientos jurídicos locales de los países de segunda, en favor de las ambiciones de los países de primera (que son aquellos que tienen el derecho de veto: China, Rusia, EEUU, Francia y Reino Unido) y sus aliados. Pero en estas últimas décadas, claro está, quien ha pagado más para el sostenimiento del “circo derechohumanista” ha sido China (país que irónicamente no respeta ningún derecho humano), y por su aporte se le ha permitido imponer sus políticas de orden comunista en todo el mundo. A esto cabe decir que creer que el comunismo se termino como una amenaza para el mundo con la “caída” de la URSS, es justamente aquello que han querido que creamos para garantizar la continuidad de su existencia. Y una nueva ola filo marxista que golpea en la sociedad occidental con políticas de género, abortismo, feminismo, marchas destructivas de las ciudades y una dictadura sanitaria auspiciada por la OMS nos permiten saber que el comunismo sigue vivo, enfermando, matando y hambreando al mundo como siempre. Para colmo, que sus planes a futuro implican masivos genocidios como los que ataño ha hecho Stalin en la URSS o Mao en China, y que hoy se replican en sospechas de querer llevar a la humanidad a 1.500 millones de habitantes, exterminando casi 5/6 partes de su población.
Creer que el comunismo se termino como una amenaza para el mundo con la “caída” de la URSS, es justamente aquello que han querido que creamos para garantizar la continuidad de su existencia.
La realidad está a la vista, y buscarle más explicaciones es caer en un devaneo intelectual que nubla la visión e impide encontrar soluciones reales. Las universidades de todo el mundo fueron el hervidero de pensamientos marxistas y liberales (siempre ateos), y en su presentación de “intelectualismo” han obrado como una marea de engaños y sinsentidos que nos han llevado a algunos a costas desiertas, y a otros los han mantenido en las agitadas olas que impiden ver horizontes y salvaciones.
Quienes viven la realidad no tardan en darse cuenta que mucho de lo que los libros académicos cuentan no tiene aplicación en esta realidad. Que muchas materias universitarias son una real perdida de tiempo y de esfuerzo joven, un autentico freno para que personas de bien intervengan en la realidad social en la mejor etapa de sus vidas. Y que otras tantas solo funcionan como un lavado de cerebro que impida al joven y al interesado en aprender encontrar el verdadero sentido del conocimiento, que no es más ni menos que la perfección del ser humano desde su alma.
Las universidades de todo el mundo fueron el hervidero de pensamientos marxistas y liberales (siempre ateos), y en su presentación de “intelectualismo” han obrado como una marea de engaños y sinsentidos que nos han llevado a algunos a costas desiertas, y a otros los han mantenido en las agitadas olas que impiden ver horizontes y salvaciones.
Es necesario afirmar y recalcar como un trueno que LOS MODELOS ECONOMICOS Y SOCIALES IMPUESTOS EN EL SIGLO PASADO YA NO SIRVEN. La necesidad de recuperar la humanidad es la misma necesidad de recuperar la lógica en el pensar y en el obrar. Los años de “altos estudios” y toneladas de “libros pomposos” no han sabido más que alejarnos de aquellas verdades que, inclusive, solo basta con la intuición para poder conocerlas.
Llegamos al limite en el que debemos agachar la cabeza frente a chirusas filicidas que opinan sobre como ser madre. Al límite de tener que silenciarnos ante la crítica de gente que jamás sabrá lo que es tener una familia y sostenerla, dada su condición y elección de vida. Al tope de tener que creer como verdades reveladas la perorata de “sabios consejeros económicos” que en su vida plantaron una papa o criaron una gallina. A tener que soportar la altivez de las crítica de perros sin fe que ladran noche y día por megáfonos en contra de los valores y virtudes cristianas, esas mismas que sacaron al ser humano del salvajismo cavernícola que algunos añoran en sus discursos ultra progresistas.
Que la verdad vuelva a ser un patrimonio al alcance de todos, y no propiedad exclusiva de aquellos que nos tienen obligados a vivir por y para mentiras.
El ser humano necesita libertad, independencia y paz para poder vivir. Eso debe garantizar el sistema económico y el sistema jurídico. Que el hombre gane su pan con el sudor de su frente y que el delincuente sea condenado. Que se respete de cada cultura su parecer y su orden, conforme a sus ideas. Que la verdad vuelva a ser un patrimonio al alcance de todos, y no propiedad exclusiva de aquellos que nos tienen obligados a vivir por y para mentiras.
Las sociedades están siendo destruidas porque el concepto de ser humano se ha ido degradando y destruyendo con el tiempo, y es momento de concentrar todo nuestro esfuerzo en recuperarlo, si es que aun pretendemos que haya un mañana que valga la pena ser vivido.
Tenemos la imperiosa necesidad de volver al sentido común, a la claridad. Que los derechos humanos por los que antaño se luchaba no eran estas proclamas vacías que apuntan solo a la justificación de la promiscuidad y la inmoralidad de un puñado ínfimo de la población capitalina universitaria de algunos países coaptados por financieros globales y medios afines. ¡No! Derechos humanos han sido y serán la vida, la salud, el alimento, la seguridad, la educación, el trabajo, la dignidad, la identidad, LA LIBERTAD. Todos nuestros esfuerzos deben encaminarse a imponer estos derechos por arriba de todo chiste y fanfarria de ocasión. Todas las estrategias deben apuntar a devolver al SER HUMANO al centro del debate de la humanidad, y a devolverle humanidad al ser humano. Recordarle a la persona que es un ser vivo, y no un ente informático encerrado en una unidad de almacenamiento, o un robot o un esclavo. Que precisa de aquello que lo haga sentir digno, que precisa tranquilidad en su ser, comida, agua, aire, ropa, un techo, palabras de verdad y amor genuino. Las sociedades están siendo destruidas porque el concepto de ser humano se ha ido degradando y destruyendo con el tiempo, y es momento de concentrar todo nuestro esfuerzo en recuperarlo, si es que aun pretendemos que haya un mañana que valga la pena ser vivido.