Por Francisco Mendez
La universidad es una micropolis dentro la ciudad. En ese contexto uno también puede encontrar las mismísimas prácticas sucias de la política en el ejercicio cívico universitario.
En los centros de estudiantes el problema radica en el manejo político que tiene a causa de la influencia de movimientos partidarios de profesores que aspiran a cargos directivos de la Universidad.
Normalmente cuando ingresamos a la Universidad recibimos la visita del Presidente del Centro de Estudiantes; entonces empezamos a notar que existe un grupo organizado trabajando en pro del estudiantado; y como la mayoría de los jóvenes tenemos ese deseo inocente de cambiar al mundo, queremos formar parte de este grupo y rápidamente entramos en algún movimiento a trabajar por alguna causa. Ciertamente no hay nada de malo en todo lo expuesto; pasa lo mismo en otros lugares donde hay un grupo organizado de personas, como por ejemplo: comisiones de barrio, grupos pastolares de la iglesia, de ayuda social, etc.
En los centros de estudiantes el problema radica en el manejo político que tiene a causa de la influencia de movimientos partidarios de profesores que aspiran a cargos directivos de la Universidad. Para ser más explícito, en los centros de estudiantes influyen grupos de profesores que buscan poder en la universidad; ya sea teniendo el decanato bajo su control o el rectorado. Ellos se organizan del mismo modo que los alumnos: tienen elecciones, hacen campaña y compiten por tener representatividad.
Lo que aparentemente en principio parece una buena causa hoy día se está convirtiendo en un kinder de políticos corruptos
Entendiendo esto es fácil entender el motivo por el que muchos centros de estudiantes se adhirieron sin chistar al paro de 2015 en la UNE, siendo que no había ninguna falta grave en la administración de la institución. Los centros de estudiantes están subordinados a grupos de profesores que pelean por el gobierno de la universidad.
Lo que aparentemente en principio parece una buena causa hoy día se está convirtiendo en un kinder de políticos corruptos, no por apropiarse de los fondos del centro de estudiantes, sino más bien por ir formando ese terreno propicio para pensar de forma maquiavélica, donde todo es válido por continuar en el poder.