Además, en este grupo de edad el cáncer de mama parece tener características biológicas potencialmente más agresivas y complejas [2]. Por si fuera poco, se espera que sus tasas de incidencia y mortalidad vayan aumentando significativamente en los próximos años. En Paraguay, al igual que en el resto del mundo, las muertes por cáncer son la segunda causa de mortalidad luego de las enfermedades cardiovasculares [3], de hecho, tienen en común varios factores de riesgo. Según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) en el año 2019 hubo 434 muertes por cáncer de mama [4]
La campaña internacional denominada ”Octubre rosa” tiene como finalidad la concienciación sobre la importancia de la prevención del cáncer de mama, pero sobre todo de su detección precoz, ya que si se diagnostica en sus inicios, las chances de remisión completa y curación son más altas.
Esto es posible mediante la búsqueda activa de nódulos mamarios por autopalpación de mujeres más jóvenes y mediante la realización de mamografías anuales desde los 40 años, siendo este estudio radiográfico capaz de detectar nódulos cuando todavía no son palpables, por lo cual es el método más eficaz y se estima que adelanta el diagnóstico al menos 2 años [4].
Ahora bien, si como estrategia de salud pública es bueno diagnosticar y tratar de forma precoz una enfermedad, es aún más bueno prevenir su padecimiento (en la medida de lo posible) y aún más bueno educar a la población sobre los hábitos y el estilo de vida para disminuir los riesgos de padecerla; por supuesto, siempre con medidas justas, equilibradas y éticas.
En este sentido, son pocos los que incluyen en sus campañas la concienciación sobre medidas de prevención o disminución del riesgo de forma integral, mediante la recomendación de un estilo de vida saludable, desde la alimentación y actividad física, hasta los hábitos sexuales y la elección del método de planificación familiar.
Es bien sabido que una mala alimentación (con pocas verduras y frutas), el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad están asociados a mayor riesgo de padecimiento de todo tipo de cáncer, también el consumo de bebidas alcohólicas en exceso y el tabaquismo [5].
Luego podemos citar otros factores menos difundidos y por lo tanto menos conocidos, pero que influyen de forma específica en el riesgo de padecer cáncer de mama; como por ejemplo, el consumo de hormonas sexuales, ya sea en el contexto de la anticoncepción [6, 7, 8], como en el tratamiento de reemplazo hormonal de la menopausia [9, 10] Últimamente también han aumentado en la literatura científica los reportes de casos de cáncer de mama que aparecen en el contexto de “tratamientos” hormonales de “reasignación de género”[11, 12, 13].
Tampoco se habla mucho de ciertos factores de protección contra el cáncer de mama, como son el embarazo y la lactancia (mientras más tiempo de lactancia, más protección) [14];
de hecho que la nuliparidad (no haber dado a luz) y el primer embarazo tardío (después de los 35 años) son factores asociados a mayor riesgo de padecer cáncer de mama [15], así como la lactancia mixta con fórmula en comparación con la lactancia materna exclusiva [16]. Incluso hay estudios que encontraron una asociación entre el aborto (espontáneo o inducido) y el cáncer de mama; aunque hay varios estudios con resultados contradictorios [17, 18, 19, 20, 21].
Una de las hipótesis que intenta explicar la protección del embarazo y la lactancia es el de la diferenciación de las células de las glándulas mamarias a lo largo del embarazo: las células más diferenciadas y especializadas en la producción de leche del final del embarazo y de la lactancia son las que menos riesgo tienen de sufrir transformación maligna versus las menos diferenciadas de la pubertad y mujeres nulíparas [15].
Ante la luz de estos conocimientos cabe plantearse el siguiente razonamiento: teniendo en cuenta el estilo de vida que es predominantemente promovido por la sociedad moderna e incluso, desde las más altas esferas de la salud pública mundial, que ha “liberado” a la mujer del hogar y los hijos para salir a trabajar y muchas veces la ha empujado a evitar o retrasar bastante la maternidad, promoviendo además el consumo masivo de hormonas desde edades muy tempranas para evitar el embarazo; todo eso, sumado al estilo de vida occidental, consumista de alimentos procesados, cargados de diversos químicos en conservantes y envases, el aumento del sedentarismo y la obesidad (la “epidemia del S. XXI”); todo esto mirado en conjunto constituye una sumatoria de factores (no necesariamente decisivos cada uno por sí solo) que contribuye a la creación del ambiente pro cancerígeno en el cual vivimos. ¡Y todavía nos escandalizamos ante las estadísticas!
Con esto, no queremos decir, que lo ideal es que todas las mujeres deban casarse a los 18 años y tengan hijos inmediatamente, en absoluto. Lo que resaltamos aquí es la disonancia cognitiva de una sociedad que se escandaliza por una triste realidad, que hace décadas, ella misma se fue gestando con el pensamiento moderno “progresista”.
En virtud a esto, se debe ponderar que por su dignidad y vocación, los esfuerzos y las actividades no deben basarse simple y llanamente en “reducción de riesgos” para tal o cual enfermedad; Sino en una profunda convicción personal, reposadamente meditada e inspirada por el amor y lo trascendente.
Algunos de éstos factores son perfectamente modificables, como la alimentación y el método de planificación familiar. Más todavía con la abrumadora evidencia actual a favor de los Métodos Naturales de Reconocimiento de la Fertilidad (sin uso de anticoncepción), que no solamente sirven muy eficientemente para espaciar o lograr embarazos en el matrimonio [22], sino también como una herramienta valiosa de la mujer soltera para conocer su cuerpo y su funcionamiento, además de poder monitorizar su salud reproductiva que está íntimamente ligada a su salud integral [23, 24].
Es hora de mirar los problemas de salud de la sociedad de manera verdaderamente integral, analizando todas las aristas, no menospreciando las raíces más profundas de nuestros hábitos y conductas y las consecuencias de ellos.
[1] Ferlay J, Ervik M, Lam F,et al. Global Cancer Observatory: Cancer Today. Lyon: Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer; 2020 (https://gco.iarc.fr/today). Consultado en octubre del 2021.
[2] Anastasiadi Z, Lianos GD, Ignatiadou E, et al. Breast cancer in young women: an overview. Updates Surg. 2017 Sep;69(3):313-317.
[3] Indicadores básicos de salud, Paraguay 2019. MSPyBS. Descargado en: http://portal.mspbs.gov.py/digies/
[4] Artículo “Concientización: clave para la lucha contra el cáncer de mama”. Disponible en: https://www.conacyt.gov.py/concientizacion-clave-para-lucha-contra-cancer-mama
[5] Wiseman MJ. Nutrition and cancer: prevention and survival. Br J Nutr. 2019 Sep 14;122(5):481-487.
[6] Collaborative Group on Hormonal Factors in Breast Cancer. Breast cancer and hormonal contraceptives: collaborative reanalysis of individual data on 53 297 women with breast cancer and 100 239 women without breast cancer from 54 epidemiological studies. The Lancet 1996, 347(9017), 1713-1727.
[7] Mørch L, Skovlund C, Hannaford P, et al. Contemporary Hormonal Contraception and the Risk of Breast Cancer. N Engl J Med 2017; 377:2228-2239
[8] Li-Wei Ji, Chun-Xia Jing, Su-Lian Zhuang, et al. Effect of age at first use of oral contraceptives on breast cancer risk: An updated meta-analysis. Medicine 2019, 98 (36)
[9] Rossouw J, Anderson G, Prentice R, et al. Risks and benefits of estrogen plus progestin in healthy postmenopausal women: principal results From the Women’s Health Initiative randomized controlled trial. Jama 2002; 288 (3), 321-333.
[10] Collaborative Group on Hormonal Factors in Breast Cancer. Type and timing of menopausal hormone therapy and breast cancer risk: individual participant meta-analysis of the worldwide epidemiological evidence. The Lancet 2019; 394 (10204), 1159-1168.
[11] Fehl A, Ferrari S, Wecht Z, et al. Breast Cancer in the Transgender Population. J Adv Pract Oncol. 2019 May-Jun;10(4):387-394.
[12] Lienhoop T, Smetko M, Green L. Breast cancer in transgender women: A case report. Clin Imaging. 2020 Dec;68:20-23.
[13] de Blok C, Wiepjes C, Nota N, et al. Breast cancer risk in transgender people receiving hormone treatment: nationwide cohort study in the Netherlands. BMJ. 2019 May 14;365:l1652.
[14] Collaborative Group on Hormonal Factors in Breast Cancer. Breast cancer and breastfeeding: collaborative reanalysis of individual data from 47 epidemiological studies in 30 countries, including 50 302 women with breast cancer and 96 973 women without the disease. The Lancet 2002; 360(9328),187-195.
[15] Subramani R, Lakshmanaswamy R.
Chapter Three – Pregnancy and Breast Cancer. Progress in Molecular Biology and Translational Science 2017; 151,81-111.
[16] Unar-Munguía M, Torres-Mejía G, Colchero MA, González de Cosío T. Breastfeeding Mode and Risk of Breast Cancer: A Dose-Response Meta-Analysis. J Hum Lact. 2017;33(2):422-434.
[17] Yuan X, Yi F, Hou C, et al. Induced Abortion, Birth Control Methods, and Breast Cancer Risk: A Case-Control Study in China. Journal of epidemiology 2019; 29 (5): 173-179.
[18] Husby A, Wohlfahrt J, Øyen N, et al. Pregnancy duration and breast cancer risk. Nat Commun. 2018 Oct 23;9(1):4255.
[19] Deng Y, Xu H, Zeng X. Induced abortion and breast cancer: An updated meta-analysis. Medicine (Baltimore). 2018 Jan;97(3):e9613.
[20] Brind J, Condly SJ, Lanfranchi A, et al. Induced abortion as an independent risk factor for breast cancer: a systematic review and meta-analysis of studies on south asian women. Issues Law Med. 2018 Spring;33(1):32-54.
[21] Tong H, Wu Y, Yan Y, et al. No association between abortion and risk of breast cancer among nulliparous women: Evidence from a meta-analysis. Medicine (Baltimore). 2020;99(19):e20251.
[22] Smoley B, Robinson C. Natural Family Planning. Am Fam Physician. 2012; 15; 86 (10):924-928.
[23] Vigil P, Lyon C, Flores B, et al. Ovulation, a sign of health. Linacre Q 2017;84(4):343-355.
[24] Del Río JP, Alliende MI, Molina N, et al. Steroid Hormones and Their Action in Women’s Brains: The Importance of Hormonal Balance. Front Public Health. 2018; 23(6):141.
Genial y Magistral Dra Adhara Brustein