En un mundo donde el tiempo apremia y la continua recepción de información nos dificulta el razonamiento pausado y sosegado, es muy importante ser conciso y claro.
Hay casos en donde no es necesario recurrir a complejos sistemas de ecuaciones o a intrincados desarrollos académicos para dar claridad a algún interrogante humano.
Acostumbrados como estamos a desarrollar nuestra actividad desde el aspecto eminentemente científico y técnico, desde Grupo Navalia, mantenemos una postura positiva y cierto respecto a la DEFENSA DE TODA VIDA.
Si hay vida, hay derechos humanos inalienables.
Nuestra actividad profesional se funda en la ciencia empírica, nuestro respaldo y fundamento siempre ha sentado sus bases en sistemas lógicos, discretos y con resultados esperados, cuantificables e indiscutibles. Solo mediante la verificación fáctica obtenemos certezas: efectivamente, si un sistema térmomecánico logra su cometido y funciona, nosotros alcanzamos el éxito, pero en cambio si no funciona o es inseguro, convivimos con el error. En este campo nada es opinable, no hay lugar para el disenso, las maquinas funcionan o no funcionan.
La vida comienza en el instante mismo de la concepción
Cuando lo esperable es la obtención de una respuesta binaria: “si o no”, “blanco o negro”, “cumple o no cumple”, no hay otra metodología de trabajo, que la de ajustarse a la verdad subyacente en la naturaleza de las cosas.
No podemos demoler el sistema científico, jurídico, moral y social en el cual nos basamos, nos movemos y existimos.
La vida comienza en el instante mismo de la concepción. Lo que se sigue es una sucesión ininterrumpida de pasos encadenados, de crecimiento y desarrollo personal; en parte dentro del seno materno, y la mayor parte fuera de él.
No podemos demoler el sistema científico, jurídico, moral y social en el cual nos basamos, nos movemos y existimos. Si hay vida desde el momento de la concepción -porque así la ciencia lo indica- a esa VIDA hay que protegerla. Si hay vida, hay derechos humanos inalienables. Si hay vida, la “respuesta esperada del sistema” es y será siempre: PROTEGERLA del injusto agresor y de todo aquel que atente contra ella. Debemos colaborar con su desarrollo embrionario, ya desde el seno materno y hasta su conclusión.
El sentido común y la prudencia indican que toda opinión debe ser escuchada y valorada adecuadamente. Esta actitud implica una profunda valoración de los derechos del prójimo.
No hay desarrollo tecnológico sin individuos. No hay individuos, si no hay derecho a la vida.
Esta concepción humana de apertura, sin embargo, en nada obstaculiza otro concepto tanto, o aún más importante: no están sujetos al arbitrio de la opinión individual aquellos aspectos de la vida humana que trascienden la opinión particular de las personas, y que estén basados en la ciencia o en la técnica: las ecuaciones que rigen la mecánica racional y biológica SON INMUNES AL CAMBIO DE OPINIÓN -al igual que el derecho natural- , y no se los puede modificar: así dadas las cosas, desde hacer un puente, construir un rascacielos o llegar a la luna, hasta determinar una dosis médica o compilar un programa de software, estas acciones humanas nunca dependerán de la opinión de políticos, actrices y actores u otro cualquier grupo social o mediático.
Sostenemos que la voluntad de querer detener el desarrollo de esa VIDA en el seno materno, constituye una acción positiva, deliberada y premeditada de asesinato.
Desde el Grupo Navalia, declaramos y a la vez proclamamos que el derecho a la VIDA comienza en el instante mismo de la CONCEPCIÓN. Fundamos nuestra postura en el orden natural, científico y comprobable del conocimiento humano.
Sostenemos que la voluntad de querer detener el desarrollo de esa VIDA en el seno materno, constituye una acción positiva, deliberada y premeditada de asesinato.
No queremos ser cómplices por omisión o por un silencio culpable, del horrendo crimen del ABORTO.
Nuestro órgano directivo, expresa a través de este comunicado nuestro más profundo, sincero y humano repudio a cualquier acción parlamentaria en contra de la VIDA, de TODA VIDA, de la DOS VIDAS.
No hay desarrollo tecnológico sin individuos. No hay individuos, si no hay derecho a la vida.
Desde nuestras oficinas regionales, representamos con nuestra comunión de voces y pareceres, a los trabajadores, a sus familias, a los excluidos y a los que no tienen voz. Tanto más aún lo hacemos y lo haremos, cuando los que no tienen voz son los niños por nacer
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