Nada nuevo que inventar

Hace alrededor de 1800 años vivió en Roma el antiguo y gran maestro de juristas, Domicio Ulpiano (170-228). El definió a la justicia como “la continua y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde”. Y es que decir que algo es más viejo que la injusticia tiene sus fundamentos. Pero saber que es la justicia, al día de hoy, se lo debemos en gran medida a él.

La honestidad compromete a la dignidad, puesto que, si alguien se sabe viviendo en una mentira y no toma acciones contra ella, termina perdiendo la dignidad.

Este principio era una de las 3 reglas de buen vivir que todo ciudadano de bien debía seguir

HONESTE VIVIRE: Vive honestamente

ALTERUM NON LAEDERE: No dañar al otro

SUUM CUIQUE TRIBUERE: Dar a cada uno lo suyo.

Cuando vemos a nuestra sociedad corrompida, pobre, enferma y miserable, destruirse más y más generación a generación, es necesario preguntarse si estos principios en los que se basa el buen vivir y la justicia se están respetando.

¿Vivimos honestamente? ¿Vivimos dignamente?. No son dos cosas iguales. Vivir honestamente no solo es saber que los medios de subsistencia que uno tiene son lícitos, sino que son acordes a lo que queremos para la felicidad de nuestra vida. Y vivir ante todo con honestidad para con nosotros mismos. Preguntarse ¿Para esto nací? ¿Puedo mentirme a mí mismo toda la vida, vivir en una mentira y/o vivir mintiéndole al resto?. Y la honestidad compromete a la dignidad, puesto que, si alguien se sabe viviendo en una mentira y no toma acciones contra ella, termina perdiendo la dignidad.

Si vivimos en una sociedad que no valora el esfuerzo del trabajador y resguarda a los vagos, a los delincuentes y a los corruptos, vivimos en una sociedad injusta.

En cuanto a no dañar a otros… debería ser el filtro de toda conducta humana. Siempre, antes de emprender cada acción en la vida, así sea doblar en una esquina con el auto, hablar a espaldas de alguien, tomar determinadas actitudes, tirar un papel en la vereda, es deber preguntarse ¿A quién puedo dañar si hago esto o lo otro? Y si es de humanos prever las consecuencias de los actos, entonces se es más humano en tanto más se previene. La ignorancia, la negligencia, el descuido, la vagancia y el chisme pueden hacer mucho daño, tanto como las agresiones más deliberadas, aunque en principio parezcan inocentes. ¿Y cuánto es el daño que causan, entonces, esas acciones dañinas completamente voluntarias?

Y si nos referimos a darle a cada uno lo suyo, se entiende como una retribución. Si vivimos en una sociedad que no valora el esfuerzo del trabajador y resguarda a los vagos, a los delincuentes y a los corruptos, vivimos en una sociedad injusta, en una sociedad perversa, que destruye los pilares sobre los que se sostiene, que son justamente las personas y familias de una moral ordenada, de valores positivos y constantes, de una integridad propia de aquellos que hacen congruentes sus pensamientos con sus palabras, y ambos con sus acciones.

Volvamos a ser justos y a defender la justicia, porque quien se pregunta por la justicia llega a amarla, y solo quien ama es capaz de todo por defender lo amado.

En la sociedad actual, en el estado actual de las cosas, lejos de tener que inventar nuevas mentiras, lo que necesitamos es recordar y volver a las viejas y fundamentales verdades, recapacitar (volver a poner la cabeza en…) sobre aquello que venimos perdiendo; y que no ha valido la pena perder semejantes valores a cambio de baratelas y placeres pasajeros.

Volvamos a la honestidad, a la verdad, a la piedad y respeto por el otro. Volvamos a ser justos y a defender la justicia, porque quien se pregunta por la justicia llega a amarla, y solo quien ama es capaz de todo por defender lo amado. En ello va nuestra vida y su sentido.

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